lunes, 12 de abril de 2010

Noble mirada


Y miras al cielo buscando un gesto de esperanza. Acaricias su rostro imaginario, “chorreoso” de sangre. Sangre que brota de aquella rama quebrada. Savia dulce destructora de aquel tímido páncreas. Sudores fríos, calor ardiente en tu frente, parestesias atrevidas que vienen al mundo, consecuencia inequívoca. Tu constante inmadurez es la savia, que a su vez es sabia de su futura prudencia. Y mirando al cielo confías en la luz, que dentro de no mucho tiempo, esclarecerá aquel suceso que dio lugar a tu origen.

No hay comentarios: